''¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, el arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Ponts des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía son sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.''
Rayuela. Cap. 1 - J. Cortázar.
Tantas veces me había bastado un impulso para solicitar y dar a cambio coordenadas exactas de tiempo y espacio; y esta vez esperaba el encuentro horaciolucía, una casualidad de esas que no existen; por ahí encontrarte vestido de cuero, con un velo de humo en la cara. Por ahí ubicarte en una vereda con gente ajena a vos mismo, por ahí mendigarte alguna que otra palabra como para que te hagas una idea, no, ese tema justo no lo escuché; claro que conozco. Y así el resto de la noche. Y se me hacía tan fácil querer que caminaras colgado a mi cintura, encontrarte en el callejón buscando algún trocito de alambre o de cielo, da lo mismo; por el barrio sur conversando con alguna señora de esas que barren la vereda sin motivo ni excusa, a las que las palabras je t'aime o voile les trae el olor a una adolescencia indigente que es ahora la que me queda. Tantas otras veces quise tenerte aunque sea a un semáforo de distancia y sin embargo nunca dio la verde y te quedaste cómodo en esos puentes que habita Lucía. Entonces prefiero volver, caminar la misma calle; directo hasta la esquina de la farmacia. Vuelta a la derecha, cinco cuadras para abajo. Vuelta a la izquierda, media cuadra. Destino.