jueves, 31 de diciembre de 2009

fin de año~

Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a
tu mundo, ese trocito
de azúcar verde
, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de fìn de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,

la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.


Salvo el crepúsculo. J. Cortázar.

martes, 8 de diciembre de 2009

una parte de mí sale corriendo~

El encanto
que podría llegar a tener
asaltar un costurero
y salir, como
si nadie lo impidiera
a cortar banderas
a pegar botones
o a clavarle a la noche
un alfiler
en cada estrella.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

toda la vida es ahora~

YO LO MIRO DESDE EL FONDO DEL OLEAJE DEL RECUERDO DE LOS BESOS QUE PERDIMOS EN COMBATE... AL FIN DE CUENTAS TODOS SOMOS CAUSAS PERDIDAS

Un montón de palabras se enredan entre el agua y la mugre que hay donde estamos sentados, donde estamos invisiblemente arrancándonos los ojos y clavándonos espadas donde más duele. De a ratos tomamos un par de respiros y seguimos en combate. En uno de esos nos apartamos disimuladamente hacia una guerrilla de final incierto; nos maltratamos, nos escupimos, nos vamos como autodestruyendo, como matándonos entre nosotros, como queriendo jactarnos de estar vivos cuando estamos muriendo.
Y las municiones se van terminando, se nos cansan los brazos y las piernas, los compañeros se retiran y no queda más que frío y noche y nosotros, sobreviviendo al sepulcro de cartones mojados y vidrio marrón, brindando a las ideas absurdas de modelos a seguir, burlándonos de todo.
Y en ese bamboleo medio ciego de humo, risas y muerte me batís a duelo en una batalla en la que sólo podemos perder.
Es ahora, estoy es hoy, ahora. Hasta que quiera asomarse el sol; hasta cuando a vos te quede bien; hasta cuando te guste más la idea de un acolchado que tenerme en frente o al lado. Esto es hasta donde no se sepa, hasta donde dure esta guerra que no se puede ver.
Y yo me canso de seguir dándole vueltas a tu circo que ya no me importa. Y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua*.





* Julio Cortázar. Rayuela, cap. 7.