y cuando todo el mundo se iba y nos quedábamos los dos entre vasos vacíos y ceniceros sucios, qué hermoso era saber que estabas ahí como un remanso, sola conmigo al borde de la noche, y que durabas, eras más que el tiempo, eras la que no se iba porque una misma almohada y una misma tibieza iba a llamarnos otra vez a despertar al nuevo día, juntos, riendo, despeinados.
4 comentarios:
lo unico que puedo decir es:
por favor, recomendame algo de Cortazar, que nunca leí nada! me siento una maldita analfabeta!
un beso.
genial Cortázar, me encanta.
te adoro, amiga! :)
te dije que ese libro encaraba la vida...
por estos días voy a retomar esa lectura.
ámote
parece que te gusta CORTAZAR
:)
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